sábado, 28 de febrero de 2009

PERDONAR DESDE EL CORAZÓN




La vida, cuando ya se tienen 57 años, da para mucho, cuando has vivido cada minuto con intensidad, pues es lógico que nos pasen cosas, unas buenas y otras no tan buenas, y desde luego si estamos atentos, de todo se aprende algo...
Yo he aprendido algo muy importante de mi, de algo no muy bueno que me sucedió hace algunos años.
Yo compartí mi amistad, mi confianza, mi trabajo y muchas cosas más con una persona, durante algunos años, para ser más exactos, durante 8 años de mi vida.
De pronto un día, una discusión en toda regla, un no dar crédito a lo que yo estaba escuchando de lo que esa persona pensaba de mi, después impotencia, lágrimas, dolor, rabia, y en un momento todo se acabo, todo se esfumo, se borro de mi vida, de mi día a día.
Nunca intente reconciliarme con ella, no tenía ganas, no lo necesitaba, yo me sentía muy ofendida y nunca daría mi brazo a torcer... Nos encontramos por la calle alguna vez y cada una miraba para el lado contrario.
Después paso mucho tiempo sin que volviera a verla. Un día entre en una cafetería y me fui a saludar a unas amigas que allí se encontraban, y entonces la vi, allí estaba con estas amigas y sin pensarlo, sin proponerme lo y sin yo misma darme cuenta de lo que estaba haciendo, la salude como si no hubiera pasado nada, y ella respondió (un poco extrañada) a mi saludo. Cuando me senté en mi mesa, mi hija que estaba conmigo, me pregunto ¿ mamá pero que ha pasado? yo solo le conteste... "Pues que no me acordaba que no me hablaba con ella" Cuando reflexione sobre lo que me había pasado, me dí cuenta de que en mi corazón no había ni pizca de rencor hacia esa persona, que todo lo malo se había borrado por completo.
Sin embargo tenia bien claro que esa amistad jamas podría ser como antes, nada volvería a ser como antes con esa persona.
Hace unos días me mandaron un correo que me ayudo a comprender mejor mis sentimientos sobre este tema.
Un correo sobre el perdón: y dice cosas como esta...
El perdón es una expresión de amor. El perdón libera las ataduras que amargan el alma y el cuerpo. El perdón no es olvido, no es olvidar lo que nos ocurrió, no es aceptar lo ocurrido con resignación, no es negar el dolor.
Perdonar no significa dejar de darle importancia a lo sucedido, ni darle la razón a alguien que te lastimó. Simplemente significa dejar de lado aquellos pensamientos negativos que nos causaron dolor y enojo.
Pensamos que perdonar es hacernos intimos amigos de quien nos ha ofendido y por tal motivo lo rechazamos.
El perdón es solo para ti, y para nadie más.
No hay que esperar que la persona que nos agredió cambie o modifique su conducta pues lo más probable es que esta persona no cambie y a veces se pone peor.
Perdonando desde nuestro corazón, logramos mirar los hechos tal y como sucedieron y luego decidimos dejarlos ir, dejarlos en el ayer.
Perdona para que puedas ser perdonado. Y recuerda que con la vara que midas sera medido.
La verdad es que de todo se aprende, y el rencor y el odio pueden traer bajo el brazo una suculenta ulcera de estómago, y pueden traer enfermedades y tristeza a nuestras vidas, mientras que quizás la persona que nos ha ofendido este tan ricamente ajena a nuestro dolor.
Todo lo que Dios nos enseña es para nuestro bien... "PERDONA NUESTRAS OFENSAS
COMO NOSOTROS PERDONAMOS A LOS QUE NOS OFENDEN"
Ahora estamos en Cuaresma, que es tiempo de reflexión, pues pensemos en todas estas pequeñas cosas que sin duda hacen más fácil nuestra vida.
Bueno pues hasta otro día, un beso para todos los que os acercáis a mis escritos.
Isabel Agúndez Jacobo

martes, 10 de febrero de 2009

OTROS MUNDOS EN ESTE



Esta claro que en este mundo hay otros mundos:
Hoy he recibido una carta desde Mozambique, más concretamente, desde Mirrote(Mozambique) La carta me la envía Sor Paula, misionera desde hace ya muchos años por esas tierras, Paula trabaja, vive y sufre al lado de los más pobres de la tierra.
Las cartas de Paula hay que leerlas muy detenidamente, yo la primera vez las leo rápido para saber como esta ella, luego ya me detengo más en lo que cuenta entre lineas y casi sin darle importancia a la dura realidad que vive cada día.
Esta gran mujer, con la que me une un estrecho lazo de colaboración que durante ocho años mantuvimos vía Cáceres - Mozambique, esta gran persona nunca en sus cartas nos pedía nada concreto pero si leías entre lineas te dabas cuenta enseguida de lo que necesitaba.
La carta que hoy he recibido me presenta a una Paula derrotada y muy triste, ella es una gran emprendedora y siempre ha intentado enseñar, enseñar para que las personas que cuida desde el pobre hospital donde trabaja, aprendan y sean autosuficientes. pero esa tarea nunca le ha dado los frutos que ella esperaba y hoy 15 años más tarde todo sigue igual en esa parte del mundo, que como ella misma me dice en su carta, están en otra "dimensión".
Paula cuando estaba trabajando en el hospital de Maputo (capital de Mozambique) ideo un proyecto y con nuestra ayuda desde Cáceres lo puso en marcha.
Cuando las madres llevan a sus hijos al hospital, se quedan siempre por allí cerca, madres que a su vez son unas niñas y la mayoría están enfermas, solas y muertas de hambre al igual que sus hijos.
La hermana Paula pensó que seria bueno enseñar a esas niñas -madres, a utilizar lo que la tierra les da, los alimentos que pueden tener a su alcance. y empezó a enseñarlas a hacer comidas, purés, caldos, con raíces y con otras hierbas llenas de nutrientes y faciles de recoger. les enseñaba también a través de dibujos, las posibles enfermedades y los sintomas de esas enfermedades que podían padecer sus hijos, para que en los primeros momentos acudan al hospital y no como ellas hacen, que solo los llevan, cuando ven que el niño se queda muy quieto en el camastro y no le oyen respirar. entonces es cuando salen a correr en busca de ayuda.
Empezó este proyecto con 15 madres y durante mucho tiempo estuvo contenta, porque entro otras cosas les hacia un seguimiento aun sin estar ya los niños en el hospital, hacia que le llevaran los niños todas las semanas para pesarlos, pero en cuanto las empezó a perder de vista, se olvidaron de todo y vuelta otra vez a empezar.
Además donde esta ahora trabajando es aun peor, pues el hospital (o algo parecido) esta en plena selva y allí las mentes de las personas a las que intentan ayudar, están a años luz para comprender lo que Paula les quiere enseñar.
Paula me dice en su carta, cosas como esta...
Isabel, quería desearos feliz Navidad a ti y a tu familia, ya ves que aun no nos llegan las técnica modernas de la comunicación y tengo que seguir con las cartas de toda la vida y además caminar 280 kilómetros (que no creáis que se ha equivocado) y llegar a la ciudad para poder enviarla. Aun estamos como veras, en la otra dimensión.
La pobreza es máxima, y la gente continua muriendo de hambre en pleno siglo XXI, pero aqui en la selva, es la ley del más fuerte, el que más corre es el que puede llevarse lo mejor para comer unos días, ese es el tema más preocupante para todos chicos y grandes.
Eso sí, hay mucha gente que ayuda pero no resuelve nada porque estas gente se acostumbran a que le den y no desenvuelve, tal vez sea porque han pasado demasiadas carencias y su cerebro se ha quedado paralizado. ellos son felices y disfrutan del momento presente en plenitud, el mañana no les interesa, y se hace muy difícil la tarea de enseñarles.
Bueno Isabel cuidate mucho, continuáis viviendo en mi corazón y os quiero de verdad. Un grandisimo abrazo de Paula.
Este mundo en el que Paula se despierta cada día, sin duda no tiene nada que ver con el mundo que conocemos y que algunas veces ni siquiera sabemos disfrutar por lo egoísta que somos. Sus prioridades son muy distintas a las nuestras, "ellos están muy lejos", "no los conocemos", "quitar esas imagenes que me vais a amargar la comida" "los tiene que ayudar los gobiernos" La verdad es que sus vidas y sus muertes no nos interesan, estamos a otras cosas. Y si por lo menos supiéramos valorar lo que tenemos... Bueno pero saber que están ahí y que son personas como nosotros, que se merecen un mundo mejor creo que es un paso para empezar a movernos por ellos.
Un beso para todos los que sufren y están solos...
isabel agúndez jacobo