lunes, 17 de diciembre de 2007

Un poema de besos


"MIS BESOS"
Besos que se transforman en vida
Palomas blancas que corren tras los besos
Besos sin dueños, sin sueños
solos...
Estrellas de besos muy lejanos
Besos pegados a la tierra
mojados por la lluvia
Besos que me esperan
que me llaman.
Besos llenos de risas
que me miran de rojo.
Besos que se esconden
que juegan a encontrarme
y me buscan ansiosos.
Besos cómplices que saben mis secretos.
Atrás quedaron besos
que volaron muy altos
que jamás volverán
que son espuma blanca en la orilla de mi alma.
Besos silenciosos que aún no han nacido
y que guardo con celo sólo para ti...

domingo, 16 de diciembre de 2007

Segunda parte:

Estaba llorando y a punto de ponerse a gritar, pero, en un momento le invadió una gran ternura; sí, sintió ternura por aquel hombre que tenía delante, y que hasta ese momento casi no había mirado. sintió al mirarle a los ojos que lo conocía. Sí, sí, pensó, lo conocía y mucho. María se dio cuenta de que sólo escuchando a ese hombre se podía enterar de una vez de todo lo que le estaba pasando y siguió hablando con él.
- Por favor, me gustaría, si puede y aunque lo encuentre un poco raro que me contestara a algunas preguntas: ¿Quién es usted? ¿Por qué me acosté anoche en mi cama y hoy estoy en esta habitación que no es la mía? Yo no le conozco a usted y, sin embargo, usted parece que a mi sí me conoce. ¿Dónde están mis niños? El buen hombre, armándose de paciencia y sin saber si reírse o ponerse a llorar por las cosas que estaba escuchando, empezó a hablarle y, mirándola a los ojos le dijo:
- Bueno, vamos a jugar, si quieres, a las preguntas y respuestas. ¿Te tengo que decir toda la verdad. o te puedo echar alguna mentirijillas?... Vale, vale, no te enfades ya voy, ya voy. contestando a tu primera pregunta, te diré que soy tu marido, me llamo Antonio, tu misma hace un rato me has llamado cuando estaba durmiendo plácidamente, ¿no te acuerdas mujer? Ésta que dices que no es tu habitación, ni ésta tu cama, que yo sepa no tienes otra y, aunque nunca te ha entusiasmado vivir aquí, tampoco nunca te has quejado, y nos ha ido muy bien.
Yo te conozco a ti, de eso, de ser tu marido y si sigues diciendo que tú no me conoces a mí, no sé qué pensar, o que me estás gastando una broma, o que, estas enferma y te pasa algo en la cabeza. En este ultimo caso, tendré que llamar a la enfermera o visitar al médico esta misma mañana. ¿Qué me falta por contestar? !Ah! Si, lo de los niños: bueno, pues tengo que decirte que nuestros hijos dejaron de ser niños hace algunos años, y siempre que hablamos de ellos los llamamos por sus nombres y sólo decimos los niños cuando hablamos de nuestros nietos.
María que escuchaba con atención todo lo que Antonio le estaba diciendo, empezó a notar una sensación muy rara en el estómago; sabía que algo terrible le estaba pasando, todo lo que decía aquel hombre no tenía sentido para ella; no podía estar hablando de su vida, No podía ser; nada de lo que el anciano decía era cierto. María notó que las lágrimas aparecían en sus ojos y rodaban por sus mejillas en silencio...
El hombre que tenía delante seguía hablando y hablando de sus hijos, y contándole cosas de sus nietos; todo era u7na locura, algo que no podía comprender. De pronto dejo de escuchar al anciano, y, de un salto, se puso de pie. Se disponía a salir de la habitación y, al darse cuenta de que estaba en camisón, miró buscando algo que ponerse encima. A los pies de la cama encontró una bata azul; se la puso y, sin decir una palabra, abrió la puerta de la alcoba.
Necesitaba respirar aire puro, notaba que algo la estaba asfixiando. Empezó a andar deprisa por el largo pasillo. Quería correr, pero sus piernas no la obedecían, siguió andando todo lo rápido que podía. En su huida, no se fijaba en nadie ni en nada; además, sus ojos estaban llenos de lágrimas y ni siquiera tenía un pañuelo para limpiarse la cara.
Al final del largo pasillo había una puerta; la abrió y llegó hasta unas escaleras que bajó todo lo deprisa que pudo; llegó hasta un jardín, y la luz del sol le dio de lleno en la cara.
En el jardín había unos bancos de madera y se sentó en uno de ellos. Poco a poco empezó a tranquilizarse; fue entonces cuando, alzando su mirada, descubrió el paisaje y todo lo que la rodeaba. El jardín era muy hermoso y estaba muy bien cuidado. Había en él muchas flores, sobre todo rosas, de todos los colores y tamaños y su perfume llegaba hasta donde ella estaba sentada. En el centro había una fuente de piedra con un angelote en lo alto: de sus manos brotaba una cascada de agua cristalina. Miró hacia arriba: el edificio era de dos plantas, con grandes ventanales, y en cada uno de ellos unos enormes maceteros con geranios rojos y blancos. María también poco a poco se fue dando cuenta de la gente que la rodeaba: otras personas que como ella, estaban en el jardín. De pronto le dio un vuelco el corazón, pues se dio cuenta que todas las personas que estaba mirando eran ancianos y todos parecían conocerla, pues al pasar por su lado, la saludaban amigablemente. De nuevo, le entro la inquietud y la intranquilidad que había tenido momentos antes. Se levantó del banco en el que estaba sentada y subió otra vez las escaleras, Aunque no sabía muy bien adonde quería ir. En el instante en que abrió la puerta , la puerta, su figura se reflejo en el cristal y profirió un grito de dolor. Retrocedió, y, poniendo su mano en el estómago, se dobló como si realmente algo le doliera. Después intento incorporarse y se situó de nuevo delante del cristal. Esta vez no gritó; ahora sí reconocía el rostro que tenía delante, un rostro lleno de arrugas, su propio rostro, !el rostro de una anciana!..
FIN
"No dejemos para mañana lo que podemos hacer hoy"

viernes, 14 de diciembre de 2007

Mis escritos

Recuerdo cuando era pequeña que los días parecían largos,largos, y en el reloj las horas no pasaban tan deprisa como ahora.
Los días estaban llenos de tantas cosas... De vivencias familiares, de juegos infantiles, la escuela con ese olor a goma de borrar y a lápices de colores, los maravillosos paseos por el campo de mi bonito pueblo, en las tardes de primavera, el interminable invierno, el caluroso verano y todo despacio, muy despacio...
¿Por qué los recuerdos de unos pocos años dan para tanto en la imaginación?
¿Por qué la epoca de mi niñez me parecio tan larga?
¿Por qué cuando somos mayores perdemos esa facultad que tenemos cuando somos niños de retener el tiempo, de vivir el minuto y tener la sensación de que los días son eternos?
"EL TIENPO QUE PASA"
-!Antonio, Antonio! ¿No te levantas? ¿Qué pasa hoy en esta casa? ¿Qué hora es? María se despertó muy nerviosa y angustiada; en la casa segun ella, reinaba un silencio poco habitual para esa hora de la mañana. siguió llamando a su marido: -!Antonio, por favor, enciende la luz! ¿Es que acaso es domingo y yo no me he enterado? Antonio abrio los ojos, casi dormido, cogio el despertador y, con voz somnolienta, le dijo: -!Pero mujer! ¿Qué son esas voces? ¿Por qué me llamas hoy tan temprano? Espera, ahora enciendo la luz. !Pero, si sólo son las ocho de la mañana!
¿Qué te pasa? Al encender la luz, los dos se miraron y la mujer dio un grito. - ¿Tú quién eres?
¿Dónde esta mi marido? ¿Qué es todo esto? María miró a su alrededor, y, de un salto, se tiró de la cama. - !Esta no es mi habitación, ni mi cama! ¿Qué es lo que me esta ocurriendo? Mi marido... ¿dónde está mi marido? y los niños... !Jaime! !Enrique! ¿queréis levantaros de una vez? María abrió la puerta de la habitación. -Pero ¿qué es este pasillo? Esta no es mi casa.
Estaré soñando, sí, seguro que es eso; pero, ¿quién sera este hombre y qué hago yo aquí con él?
!Ay Señor que todo esto es muy raro!
Antonio también se había levantado de la cama y le preguntó: -!María! ¿Qué es lo que te pasa? ¿Has tenido un mal sueño? Ven, siéntate a mi lado y cuéntame.
¿Como que le cuente? !Salga usted de mi habitación ahora mismo! Pero qué digo, si esta no es mi habitación, ni mi cama, y mis hijos no responden, y este hombre parece que me conoce...
¿Qué hago? no sé que me ocurre, me noto algo raro ¿Será un sueño? No, yo estoy despierta (María se tocó los brazos) El hombre se acercó a ella y con cariño, trató de hablarle -!Ven aquí mujer! ya que me has despertado, siéntate a mi lado y hablemos. Ya te dije anoche que no comieras tantas fresas con nata, que podían sentarte mal - concluyó Antonio cada vez más nervioso.
En un momento María se dio cuenta de que todo se estaba enredando mucho y que no tenía la menor idea de lo que estaba ocurriendo. Entonces, pensó que lo mejor seria preguntarle a ese anciano que parecia conocerla tan bien, y así lo hizo:
- Por favor señor, antes de que me vuelva loca, si es tan amable, ¿me puede contestar a unas preguntas? Antonio un poco cansado empezó a enfadarse y cogiéndola de la mano con fuerza la sentó a su lado en la cama y, antes de que ella empezara a hablar, le dijo:
-¿Me quieres explicar que mosca te ha picado?
¿Como es que hoy te has levantado con esa intranquilidad? ¿Por qué me hablas de ested?
!Me quieres dar una broma! ¿Te has soñado acaso con los chicos? ¿Has tenido un mal sueño?... ¿Es eso lo que te pasa? Poque no sé qué pensarde todo lo que estás diciendo desde que te has levantado, si sigues así me enfadaré contigo.
María se echó a llorar, no podía más, no comprendia lo que ese hombre le decía. Ella sólo se acordaba de que se acostó la noche anterior en su cama, en su casa, con su marido, y que sus hijos dormian en las habitaciones de al lado y, al despertarse, nada era igual; ni su habitación, ni su cama, y por supuesto, ese viejo no era su marido. sus hijos no aparecian por ninguna parte, a pesar de las voces. ¿Cómo no iba a estar hecha un lio? También estaba muy asustada, sí eso la estaba asustando muchísimo...

lunes, 10 de diciembre de 2007

NAVIDAD

Ya se acerca la Navidad, ya huele a turron y a mazapan, ya se palpa en el ambiente la alegría, la ilusión que traen esos días.
Hace unos días una locutora de la caja tonta, nos anunciaba la Navidad de esta manera:
" No quiero asustarlos, ni alarmarlos pero la Navidad se acerca, ya estan las tiendas a rebosar de articulos y regalos, preparen sus bolsillos y sufran lo menos posible"
Me niego a que me presenten de esa manera algo tan importante, algo que se celebra en el mundo entero, el nacimiento de Jesús y la entrada del nuevo año.
El mundo esta muerto de frío y la Navidad nos trae ese calor que necesitamos para seguir viviendo. El nos viene a traer un Amor desinteresado y generoso, un corazón limpio y abierto a la misericordia y a la generosidad, cosas muy faciles de poner en nuestro día a día y aunque a simple vista todo eso ya no esta de moda, es sin duda lo que mueve al mundo.
En estos días lo más bonito es la ilusión con la que se prepara todo, la lista de regalos,el munú para cenas y comidas, las reuniones con la familia, con los amigos, los adornos de nuestras casas...
Todos son buenos propositos, y a todos deseamos Paz y Felicidad. En unos días queremos, llamar, felicitar, visitar, regalar, pasear, descansar, disfrutar. !Madre mia! que de cosas.
El corazón en estos días esta tocado, estamos muy sensibles al dolor y a la soledad de los demas,
por unos días nos sentimos más cerca de los que sufren y por supuesto echamos muchísimo de menos a los seres queridos que ya no estan junto a nosotros.
Los niños son sin lugar a dudas los protagonistas de estas fiestas, y solo ellos saben captar la magia de la Navidad. ¿Quien no he tenido unos padres o unos abuelos haciendo que fuera posible pasar nuestra Navidad más feliz?
A quien lea estas lineas le deseo de todo corazón una FELIZ NAVIDAD Y UN PROSPERO AÑO NUEVO.

sábado, 8 de diciembre de 2007

El largo camino de la vida


Subía muy despacio la montaña, el largo camino de la vida. Triste, apesadumbrada,arrastrando mis pecados, mis culpas, mi enfermedad y mi miedo.
Me sentía sola, fracasada, cansada de la incomprensión, de la falta de amor de mis hermanos y mia...
Subia y subia la empinada cuesta, no queria mirar atras, pues pensaba que no merecia la pena.
Llegue a la cima y pense; ¿Para qué tanto esfuerzo, tanto sacrificio y preocupaciónes? Miré mis manos, vacias, inútiles, y como en un ultimo esfuerzo levante la cabeza y abrí mis ojos.
Y allí estaba Él, esperándome, con sus brazos abiertos me sonreía, me llamaba.
Con su voz dulcísima me dijo: -Ven, mujer, siéntate a mi lado y descansa.
Despues limpio mis lágrimas con su túnica y pude ver su rostro, sereno, tranquilo, afable.
Espere con miedo sus reproches, pero Él solo me sonreía.
Me apreto muy fuerte sobre su pecho y al sentir su corazón, sentí el dolor de toda la humanidad.
isabel agundez jacobo

jueves, 6 de diciembre de 2007

Ahora este poema


Un pájaro con plumas de colores
vi el otro día posarse en mi ventana
tambaleante y frágil, rotas sus alas.
Con ternura limpié sus plumas y su pico
de la fuente más pura le di agua.
Mientras lo tuve cerca, lo cuidé con esmero,
lo acaricié, mimé y curé sus alas.
De par en par le abría cada día,
las puertas de mi alma.
Y por ellas se fue buscando el cielo,
remontó el vuelo hacia la Luz de madrugada,
voló y voló de nube en nube
dejando atrás los ríos y montañas.
Ya para siempre se quedará en el cielo,
formando un Arco Iris con sus plumas doradas.
isabel agundez jacobo

lunes, 3 de diciembre de 2007

Tu recuerdo


Una tarde mi madre y yo sacamos a mi padre un ratito al patio para que le diera un poquito el aire, estabamos los tres hablando distendidamente y de pronto mi padre nos dijo señalando a un punto concreto - Que pajaro tan bonito - mirad que plumas de colores tiene - Las dos miramos hacia donde el apuntaba y alli no habia ningun pajaro, yo empece a decirle que allí no habia ningun pajaro, pero viendo que el insistia mire a mi madre y nos quedamos calladas un rato mientras mi padre seguia viendo y disfrutando de un hermoso pajaro con plumas de colores. En un momento pense que su mente estaría empezando a tener algun trastorno y me sentí fatal. Entre en la casa un momento a beber agua y cuando volvi al patio mi madre se estaba limpiando porque un pajaro salido de no se sabe donde le habia cagado en la blusa.
Las dos dimos por hecho que mi padre esa tarde vio realmente a un pajaro con plumas de colores.
Así lo he creido siempre, porque su cabeza (gracias a Dios) la conservo muy bien hasta el final de sus días. ¿Quien sabe? Fue tan real que jamas se me olvidara ese día y el momento que vivimos.
isabel agundez jacobo

domingo, 2 de diciembre de 2007

Romper la cadena del odio


Hace unos días al mirar mis correos, abrí uno que me causo una sensación muy desagradable.
Un correo lleno de odio que ademas te recomiendan que envies a todos tus contactos.
Me senti mal y por supuesto no mandé este correo a nadie y lo borre enseguida.
¿Pero en que nos estamos convirtiendo? ?Que nos tiene tan deshumanizados? ?Por qué tenemos que hacer del horror y de la sin razon un entretenimiento? ¿Ya no hay sensibilidad para saber que algunos temas pueden herir, pueden lastimar nuestros sentimientos? ¿Tenemos que ser todos tan malos, como el más malo de la película?
La vida es mucho más bonita que todo eso y el día a día de muchas gente se construye con esfuerzo y tambien con ilusión. Hay muchas cosas por las que merece la pena vivir; la generosidad, el amor, la risa de los niños, la paz interior, la educación, el RESPETO.
Muchas cosas que cada mañana nos devuelven la esperanza y las ganas de seguir viviendo.
Un correo como el que recibí, genera odio y al mandarlo a otros el odio se extiende y es una cadena nefasta que alguien tiene que romper YA.
Si es que amamos la vida, la paz y la concordia.
isabel agundez jacobo

sábado, 1 de diciembre de 2007

EL ABUELO


Érase una vez una niña muy pequeña que guardaba en su corazón un gran tesoro.
Cuando ni siquiera tenía conciencia de los acontecimientos que pasaban por su vida, su abuelo se puso muy enfermo; toda la familia estaba muy preocupada por él.
Todas las tardes la pequeña acompañaba a su madre, que iba a visitarlo, y lo primero que hacía al entrar en la casa era buscar a su "abo" (como ella lo llamaba)
Si estaba en el comedor en su silla de ruedas, se ponía delante de él y le ofrecía la mejor de sus sonrisas. como no sabía hablar, lo miraba y después lo tocaba, le tiraba del pantalón, le ponía las zapatillas cuando se le salian. ella se buscaba sus trucos para, cada tarde, hacerle saber a su abuelo cuanto le quería. Si cuando entraba en la casa, el abuelo estaba acostado, se iba corriendo a su habitación e intentaba darle un beso. como no alcanzaba a la cama enseguida pedía la ayuda de su madre; durante toda la tarde no paraba de entrar y salir de su habitación, a veces le llevaba cosas y se las daba, como por ejemplo una flor de las que tenía su abuela de adorno en el pasillo, o una galleta, a veces parte de su merienda...
En una ocasión, la niña se subió a una silla y desde ella se paso a la cama y cuando entraron los mayores la encontrarón acostada al lado de su querido "abo" tocándole la nariz para hacerle reir.
Todos estaban extrañados, pues no era una cosa corriente, que una niña tan pequeña se esforzara tanto cada día para demostrarle a su abuelo enfermo el gran cariño que sentía por él.
Y así, entre risas y besos, transcurrieron cuatro largos meses.
Una noche del mes de junio, su querido abuelo remonto el vuelo hacia la eternidad y se perdió para siempre entre las nubes.
Al día siguiente, la niña lo buscó como siempre y al no encontrarlo en toda la casa, se quedo algo extrañada, lo llamaba y miraba a los mayores esperando encontrar alguna respuesta.
Al final de la tarde alguien puso en sus manos una fotografía de su "abo" y fue un momento mágico para la pequeña. Lo que ocurrió hizo llorar de emoción a los mayores, pues la niña llena de alegría, acariciaba la fotografía, se la ponía cerca de su corazón y la abrazaba con fuerza, con su amplia sonrisa demostraba a todos lo feliz que se sentía de haber encontrado a su abuelo.
Por eso aunque ella es muy pequeña aun y no lo sabe, guarda en su corazón un verdadero tesoro, el tesoro del Amor.
Quizas cuando se haga mayor no pueda recordar muy bien todos estos acontecimientos, pero creo que siempre habrá un rincón en su pequeño corazón donde todo esté muy bien guardado. Porque el amor que le dio a su abuelo fue el más puro, los abrazos que le regaló fueron los más sinceros, la sonrisa que le ofreció fue la más limpia, las caricias que le brindó fueron las más sentidas. Porque el amor de los niños viene directamente de Dios, y el amor de esta pequeña, salió de su corazón para dar alegría a su abuelo y a toda la familia.
FIN
isabel agundez jacobo