jueves, 6 de diciembre de 2007

Ahora este poema


Un pájaro con plumas de colores
vi el otro día posarse en mi ventana
tambaleante y frágil, rotas sus alas.
Con ternura limpié sus plumas y su pico
de la fuente más pura le di agua.
Mientras lo tuve cerca, lo cuidé con esmero,
lo acaricié, mimé y curé sus alas.
De par en par le abría cada día,
las puertas de mi alma.
Y por ellas se fue buscando el cielo,
remontó el vuelo hacia la Luz de madrugada,
voló y voló de nube en nube
dejando atrás los ríos y montañas.
Ya para siempre se quedará en el cielo,
formando un Arco Iris con sus plumas doradas.
isabel agundez jacobo