sábado, 1 de diciembre de 2007

EL ABUELO


Érase una vez una niña muy pequeña que guardaba en su corazón un gran tesoro.
Cuando ni siquiera tenía conciencia de los acontecimientos que pasaban por su vida, su abuelo se puso muy enfermo; toda la familia estaba muy preocupada por él.
Todas las tardes la pequeña acompañaba a su madre, que iba a visitarlo, y lo primero que hacía al entrar en la casa era buscar a su "abo" (como ella lo llamaba)
Si estaba en el comedor en su silla de ruedas, se ponía delante de él y le ofrecía la mejor de sus sonrisas. como no sabía hablar, lo miraba y después lo tocaba, le tiraba del pantalón, le ponía las zapatillas cuando se le salian. ella se buscaba sus trucos para, cada tarde, hacerle saber a su abuelo cuanto le quería. Si cuando entraba en la casa, el abuelo estaba acostado, se iba corriendo a su habitación e intentaba darle un beso. como no alcanzaba a la cama enseguida pedía la ayuda de su madre; durante toda la tarde no paraba de entrar y salir de su habitación, a veces le llevaba cosas y se las daba, como por ejemplo una flor de las que tenía su abuela de adorno en el pasillo, o una galleta, a veces parte de su merienda...
En una ocasión, la niña se subió a una silla y desde ella se paso a la cama y cuando entraron los mayores la encontrarón acostada al lado de su querido "abo" tocándole la nariz para hacerle reir.
Todos estaban extrañados, pues no era una cosa corriente, que una niña tan pequeña se esforzara tanto cada día para demostrarle a su abuelo enfermo el gran cariño que sentía por él.
Y así, entre risas y besos, transcurrieron cuatro largos meses.
Una noche del mes de junio, su querido abuelo remonto el vuelo hacia la eternidad y se perdió para siempre entre las nubes.
Al día siguiente, la niña lo buscó como siempre y al no encontrarlo en toda la casa, se quedo algo extrañada, lo llamaba y miraba a los mayores esperando encontrar alguna respuesta.
Al final de la tarde alguien puso en sus manos una fotografía de su "abo" y fue un momento mágico para la pequeña. Lo que ocurrió hizo llorar de emoción a los mayores, pues la niña llena de alegría, acariciaba la fotografía, se la ponía cerca de su corazón y la abrazaba con fuerza, con su amplia sonrisa demostraba a todos lo feliz que se sentía de haber encontrado a su abuelo.
Por eso aunque ella es muy pequeña aun y no lo sabe, guarda en su corazón un verdadero tesoro, el tesoro del Amor.
Quizas cuando se haga mayor no pueda recordar muy bien todos estos acontecimientos, pero creo que siempre habrá un rincón en su pequeño corazón donde todo esté muy bien guardado. Porque el amor que le dio a su abuelo fue el más puro, los abrazos que le regaló fueron los más sinceros, la sonrisa que le ofreció fue la más limpia, las caricias que le brindó fueron las más sentidas. Porque el amor de los niños viene directamente de Dios, y el amor de esta pequeña, salió de su corazón para dar alegría a su abuelo y a toda la familia.
FIN
isabel agundez jacobo

8 comentarios:

mina dijo...

Dios mio,Isa...como hemos podido vivir sin poder leer antes estas cosas!!!!!!!! otra vez he llorado ....pero este llanto me gusta...lloro por amor...el que tu trasmites. Te quiero hermana

Cris dijo...

te voy a contar una historia relacionada con esta. Se trata de por qué llevo siempre el crucifijo y no me gusta quitarmelo.
Despues de morir el abuelo, el tio pedro, montaña y las niñas vinieron unos dias a logroño de vaciones. en cuanto llegaron a casa, despues de saludar a los tios fui a darle un beso a helenita y ella al verme la cruz dijo "abuelo". yo no le entendí pero la tia que lo oyó me dijo que helena habia visto una tarjetita con una luz y una cruz y alguien le habia dicho que el abuelo se encontraba alli.
desde ese momento siempre llevo la cruz y no me la quito jamas. para mi, mi cruz tiene dos sentidos: el sentido convencional y el sentido de que siempre llevo al abuelo conmigo. cuando me la tengo que quitar, siento que me desprendo de una parte muy importante de mi y por eso no lo suelo hacer a menudo.
mi historia no está tan bien contada como la tuya pero estoy segura de que si algun dia haces un libro del abuelo la contaras de tal modo que a todos nos llegara al corazon.
solo una cosa mas: por lo que te quiero y por como eres me gustaria que fueras mi madrina en mi confirmacion en mayo del 2008(si Dios quiere). se que lo que te pido es imposible, pero quiero que sepas que para mi siempre seras tú.
te quiero, te admiro.
besos Cris

IAgundez dijo...

Cristina aqui me tienes llorando como una madalena. que historia tan bonita y cuanto sentimiento, nunca la habia escuchado y me encanta.
Bueno y lo de ser tu madrina en la "confirmación" pues que quieres que te diga, que me ha emocionado muchisimo y de imposible nada. Ademas sabiéndolo con tanto tiempo pues yo hare mis calculos para esa fecha. Gracias a este blog cada día te quiero más, un besazo cariño

la sandri dijo...

¡Jo Isa, que historia tan emotiva!, la leí anoche y, la verdad, es que ni siquiera pude escribir ningún comentario de lo emocionada que estaba, se me agolparon en la mente tantísimos recuerdos del abuelo...
Gracias siempre. Un besazo.

Anónimo dijo...

joder,entre la tía y la sobrina me teneis como una madalena.qué recuerdos del abuelo,vivimos con tanta intensidad su enfermedad que estas historias nos llegan al alma.cris,tu historia está tan bien contada como la de mi madre porque las dos salen del corazón.

Cris dijo...

gracias prima, es que he tenido una gran maestra.

lidia dijo...

este blog nos a servido para poder transmitir nuestros sentimientos,hacia todo lo que nos rodea.eso es algo que no tienen todas las familias.
todo lo que habeis dicho a sido precioso.
os quiero mucho!!!

mina dijo...

JOOO ,CRIS ¡¡¡ QUE BONITO !!!! ESTO ES UNA MARAVILLA , QUE FAMILIA TENGO!!! CADA DIA OS QUIERO UN POCO MAS A TODOS , QUE RECUERDOS!!!! ES UNA HISTORIA PRECIOSA.....