Mira esos lirios, ¿Quien los ha sembrado? ¿Quien cuida de ellos? ¿Quien los protege del frío y del calor? Nacen, crecen y mueren y su corta vida solo sera útil si tú y yo nos paramos a mirarlos, si tu y yo sabemos apreciar su belleza...Empieza el año 2008 y todos son malos augurios; suben la hipotecas, el cambio climático puede darnos un disgusto, todo lo que diariamente consumimos sube, sube y sube, y además sentimos inseguridad por todo y para todo.
¿Por qué tengo la sensación de que metiéndome tanto miedo, solo pretenden que me siente en un rincón a llorar y a lamentarme, mientras otros deciden por mi?
Nos quieren dar una visión de las cosas tan global y tan lejana que en la mayoría de los casos siempre pensamos que nada o muy poco podemos hacer para cambiar algo.
Pero yo sigo teniendo esperanza e ilusión por las cosas pequeñas y cotidianas de cada día, y sobre todo, mantengo mi fe en que sí puedo hacer algo para que este mundo cambie y mejore.
No puedo ir al Polo Norte para parar el deshielo, ni puedo parar la desertización por la tala de árboles en la selva del Amazonas, pero si puedo reciclar mi basura y no consumir tanto papel, como servilletas, folios y un largo etc.
Si puedo moderar mi consumo de agua, luz y gas pensando no solo en mi bolsillo si no en los demás y en mi planeta, cosas pequeñas que me acercan a las cosas grandes.
No puedo quitar el hambre ni el sufrimiento de tantas personas, de tantos seres humanos que tan mal lo pasan cada día, pero si puedo estar informada y tratar de conocer y de entender el porque de tantas desdichas y que no me sean ajenas, además de no cambiar de canal cuando me hablan de ellos y mirarlos desde el corazón. También estaré más cerca de ellos si valoro lo que tengo y cada día doy gracias a Dios por todo lo que me da.
Valorar lo que tenemos y disfrutarlo, no creer que nos lo merecemos todo por ser mejores, pues la vida en un momento da la vuelta y te encuentras al otro lado. Lo digo por experiencia, porque la vida me puso al otro lado y me hizo conocer la enfermedad, el miedo y la desesperación más absoluta.
Creo que esta vida es un continuo aprender y aprender y yo por esos días aprendí una gran lección, aprendí algo sobre la humildad, sobre la aceptación, y sobre todo que, aun en los peores momentos, hay alguien que sufre más que tú.
En estos días he escuchado a personas agobiadas por la Navidad y lo lamento por ellas.
¿Nos estamos alejando de la Verdad Verdadera de la Navidad? !Haber! ¿A quien le echo la culpa?
¿A los curas?, ¿Al gobierno? ¿ a mi vecina que no cree en Dios y es la primera que pone el árbol, el nacimiento, y el cassette con los villancicos a toda pastilla? !Madre mía que lío tan gordo! Bueno ¿y si antes de echarle la culpa a nadie me miro por dentro y veo lo que realmente siento yo?Bueno pues a mi la Navidad no me agobia, ni me pone triste y de momento en cincuenta y seis años no se me dispara el resorte del consumir y consumir para luego lamentarme.
Mi corazón celebra con gozo que Jesús nació y vino a este mundo para traernos un mensaje de amor del bueno; de ese Amor que hace que todo sea un poquito más llevadero y más fácil.
Ese Amor que hace de un enfado, un abrazo, de una ofensa un perdón, de una lágrima un consuelo.
Ese amor que me hace compartir lo malo y disfrutar lo bueno, que hace que la enfermedad sea más llevadera, que me hace levantar la mirada para buscar a alguien a quien perdí. Un Amor lleno de Esperanza que sin duda es la Luz que hace que este mundo siga adelante.
isabel agundez jacobo