jueves, 15 de enero de 2009

TRISTEZA EN EL ALMA


De verdad que hay días que cuesta remontarse, echas una mirada a este mundo nuestro a través de la prensa o de la televisión, y solo ves muerte, penas y mucho sufrimiento. Y es muy difícil que todo eso no nos llegue y nos haga estar muy tristes.
Siento dentro de mi mucha impotencia por que no puedo hacer nada para meter en esas cabezas pensantes un poco de cordura y de entendimiento, porque, seguro que terminan entendiéndose, pero las personas que han muerto, las que lo han perdido todo, las que están pasando tanto miedo, tanta hambre y penurias... Eso con las guerras pero ¿y cuando no hay guerra? Lo que ocurre cerca de nosotros, cada día, bueno no me salen ni las palabras para enumerar tanta desdicha, tanto odio y tanta maldad de unos con otros.
Hoy estoy muy triste, pero como digo en este poema también eso forma parte de la vida. Un beso.
ESCONDERME DE TODO
Aun mantengo abierto un balcón en mi alma
Muchas veces he querido cerrarlo
cerrarlo y mirar desde arriba, bien cerrado
y mirar desde lejos.
Pero... es imposible
sus puertas se mantienen abiertas
y salgo a el para seguir buscando
para seguir viviendo.
A veces veo pasar la felicidad
y me entretengo hablando con ella
Siempre tiene mucha prisa,
muchos otros la reclaman.
La toco una y otra vez para llenarme con su dicha
y, a veces lo consigo...
Muchas tardes me he asomado
y con mucha paciencia he buscado la esperanza
tardes enteras he esperado en vano.
Si supiera cuanto la necesito, pero...
me conformo pensando que otros quizás la tengan
y la estén disfrutando.
Cuando pasan cerca de mi balcón
el dolor, la enfermedad, la desidia,
el desamor, las guerras, el odio.
Todo se oscurece de pronto y el día se torna gris
Mi alma entonces quiere cerrar a toda prisa
las puertas y las rejas.
Quiere esconderse ante tanta injusticia,
ante tanto dolor.
Pero mi corazón no se lo permite
-todo eso también es vida- le dice
-no hay que tenerle miedo-
Y mi alma sigue ahí luchando
entre lo que quiere hacer
y lo que debe hacer.
Algunas veces se ha llenado de una paz infinita
cuando en su reja ha visto posarse una paloma
Con mucho mimo y cuidado, le ha dado de beber
para, que enseguida volviera a alzar el vuelo
Con la esperanza (que casi nunca pasa)
que otros la disfruten, la cuiden y la quieran
que sepan que es de todos
que todos la merecen
que todos la reclaman
Isabel Agúndez Jacobo

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