UNA HISTORIA EN PRIMAVERA

Esta pasada primavera fui testigo de una historia de amor en toda regla. Entre las ramas de ese árbol fue donde empezó todo; ahí se conocieron y se enamoraron dos jilgueros preciosos y alegres que no paraban de volar de un lado a otro. Los dos juntos empezaron a visitar el patio de mi vecina y sus frondosas macetas.

Días después y guardando un silencio absoluto, observamos como la hembra se perdía de vez en cuando dentro de una de las macetas y, siempre llevando algo en el pico, más tarde el macho también empezó a traer ramitas y se metía dentro de la maceta, otras veces se quedaba esperando a la hembra, en los barrotes de la puerta del patio o en el tejado, después los dos se iban volando y se perdían entre las ramas de los árboles.
Pasados unos días mi vecina toda emocionada me enseño el nido que estaban haciendo dentro de la maceta, un nido perfecto, lleno de ramitas y de algunas plumas.

A los pocos días en el nido había un huevo, unos días después otro, el tercero no tardo en llegar y por fin llego un cuarto huevo; Madre mía que emoción, la hembra se pasaba el día dentro del nido y el macho muy cerquita de ella esperaba...

Una mañana mi vecina me comento que pensaba quedarse con algún pajarito cuando nacieran, que iba a comprar una jaula, yo le dije que como podía ser eso, que tan pequeños ella no les podía dar de comer y se morirían, pero me dijo que en estos casos la madre entra dentro de la jaula para darles de comer y luego se va...

Esa historia ya no me gustaba tanto, y aunque al final me dijo que no los cogería no estaba yo muy tranquila.

Bueno pues a los pocos días la mamá pájaro abandono su precioso nido dejando a los cuatro huevos huerfanos y solos. Allí dejo a sus cuatro hijitos tal y como muestro en la fotografía. ¿Que paso? ¿Es un misterio o esta más claro que el agua?

En fin, cosas de la naturaleza que nunca dejan de sorprenderme.

Espero que os halla gustado esta pequeña historia de amor en primavera. Un besito.

Isabel Agúndez Jacobo